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Joel Robuchon, el chef que amaba "la locura" de Pepe Cabrera

  • 27/08/2018
Joel Robuchon, el chef que amaba De izquierda a derecha: Pepe Cabrera, Bruno Ruiz y Joel Robuchon. En 2013, Joel Robuchon vino a comer al restaurante Aticcook-Bruno Ruiz, de la mano de su primer chef, Rafa Soler. El cocinero francés, conocido en el mundo entero por ser -entre otras cosas- el chef con el mayor número de restaurantes con estrellas Michelin, tenía un apartamento en Calpe y le gustaba pasar temporadas en la Costa Blanca. Aquel fue su primer contacto con el estudio Pepe Cabrera y el comienzo de una bonita historia. El mismo día de la comida, Robuchon visitó el showroom e impactado por lo que había visto en los más de 3.000 metros cuadrados de exposición, no quiso irse sin conocer personalmente al diseñador Pepe Cabrera. Ático en París con interiorismo de Pepe Cabrera Studio. En ese momento entre Joel y Pepe nació una sinergia única. A Robuchon le gustó encontrar en el showroom las marcas que más le gustaban. Pero sobre todo, le enganchó detectar que había algo diferente en los proyectos que desarrollábamos desde el estudio. Él trabajaban con uno de los mejores interioristas de Francia pero aún sí confió en que Pepe Cabrera le podía ofrecer algo distinto a todo lo demás. ¿A qué se refería Robuchon? Nadie mejor que él mismo para definirlo. La follie, le gustaba decir en francés; porque lo que él amaba de Pepe Cabrera era “la locura” que contenía cada uno de los proyectos. Una transgresión que en cada caso era diferente: en un apartamento era una pared panelada, en una pastelería unos tubos en el techo... Pero siempre había algo que lo convertía en especial. Apartamento en París diseño de Pepe Cabrera Studio para Joel Robuchon. Tal fue así que desde 2013 las colaboraciones fueron creciendo. A lo largo de estos cinco años, los primero tres de la mano del propio Pepe Cabrera, después con Juanjo González y más adelante con Nacho Cabrera, Robuchon ha confiado en nuestro estudio para el interiorismo de un ático y un apartamento en París, su apartamento de Calpe, otra vivienda en Ginebra, una casa en Poitier, incluso dos yates y, el último que estamos desarrollando, una pastelería también en la capital francesa. Nacho Cabrera (a la izquierda), con Robuchon (centro) y Juanjo González (derecha). Eso que Robuchon veía de diferente en los proyectos de Pepe Cabrera fue el nexo de una relación que ni la desaparición de Pepe primero y de Joel hace unos días ha roto. Queda para siempre. Eran dos creadores, cada uno en su ámbito, que en su momento coincidieron y juntos crearon algo que sobrevive al tiempo. Joel Robuchon falleció a principios del mes de agosto. Descansa en paz, amigo.

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