La silla de fibra de vidrio que revolucionó el mobiliario de hogares y despachos
- 06/04/2019
- COMPLEMENTOS
La creación de un mueble implica un largo proceso que va desde los primeros bocetos hasta su posible producción en serie para comercializarlo. Entremedias hay que elegir los materiales, otro momento clave para su viabilidad. El matrimonio Eames fue tan extraordinario precisamente por la combinación de su capacidad de crear y la revolución en la elección de los materiales de sus producciones.
En 1948 los Eames consiguieron el segundo premio en un concurso de muebles de diseño a bajo coste. Su propuesta era una silla diseñada según la forma del cuerpo humano y con unas bases muy novedosas. Sin embargo, necesitaban encontrar un material que facilitase la producción en serie de las sillas.
Así es como los Eames dieron con algo que hasta entonces solo se había empleado en el ámbito militar, en concreto en las cabinas de los aviones: la fibra de vidrio. Tras muchas pruebas comprobaron que en efecto era un material muy adecuado para el objetivo que buscaban que no era otro que la producción en serie y económica de su modelo de silla. Además garantizaba el confort y la moldeabilidad necesarios. Fue tan importante el hallazgo del material que de él tomo el nombre la silla: la Fiberglass Chair.
Una vez elegido el material del asiento, la creatividad de los Eames se centró en idear unas bases realmente sorprendentes. Con cable de acero soldado crearon la versión “Torre Eiffel”. Y también trabajaron en la una base de madera con tirantes de metal. Bases para dos modelos que se han convertido en icónicos: la Fiberglass con reposabrazos y sin estos.
Con el asiento y las bases decididas, llegó el momento de buscar colores. Fue también revolucionario porque hasta entonces la fibra de vidrio siempre había sido incolora. Los Eames empezaron a trabajar con colores. Primero el negro y después el pergamino para acabar en una fantástica gama con el verde espuma de mar, el ocre claro, el rojo, el azul marino...
Dos años después, en 1950, la Fiberglass ya estaba preparada para ser comercializada. Supuso la introducción en las oficinas y las casas de un mueble que ya se ha quedado para siempre. Esta silla multifuncional, que cuenta con una carcasa que puede combinarse con diferentes bases en función del uso que se le quiera dar, se volvió tremendamente popular desde el primer momento. Desde entonces no han parado de crecer las posibles combinaciones.
Actualmente, Vitra la fabrica en seis de los colores originales propuestos por el matrimonio Eames. ¿Cuál es la que más te gusta a ti?