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Arquitectura bioclimática

  • 08/11/2012
Arquitectura bioclimática Una buena orientación en una vivienda conlleva una importante reducción del coste energético ya que optimiza la energía nos proporciona el sol. La arquitectura bioclimática también conocida como solar pasiva pretende el diseño de viviendas teniendo en cuenta las condiciones climáticas donde se ubica aprovechando todos los recursos disponibles a fin de reducir el impacto ambiental, intentado reducir el consumo energético. No se trata ni mucho menos de un concepto ha surgido durante los últimos años. Es más, se lleva utilizando desde siempre en la arquitectura tradicional en las que las casas captan a la perfección la energía solar. Ejemplo de ello son las casas encaladas en la zona de Andalucía o los tejados orientados hacia el sur en el hesmiferio Norte a fin de aprovechar al máximo la inclinación del sol. El objetivo de la arquitectura bioclimática es claro: cubrir todas las necesidades con el mínimo gasto energético independientemente de la temperatura exterior. Para ello las viviendas deben proyectarse con la finalidad de ganar el el calor solar pasivo ( siempre y cuando se requiera), evitar pérdidas de calor, regular la temperatura interior de la vivienda y conseguir una ventilación natural correcta que nos permita evitar gastos innecesarios derivados del uso del aire acondicionado. Indispensable para la consecución de estos objetivos es el estudio previo de las condiciones climaticas del lugar, la orografía del terreno, el recorrido del sol, las corrientes de aire, la orientación..., en definitiva conseguir una vivienda eficiente aprovechando los recursos naturales nos brinda el entorno. La adaptación a la temperatura es también uno de los puntos ha considerar y tener en cuenta. Lo idóneo es aprovechar en la medida de lo posible al máximo la energía térmica del sol en los climas frios aprovechando el efecto invernadero de los cristales minimizando además las pérdidas de calor mediante el uso de buenos aislamientos térmicos. En los climas cálidos lo tradicional es encontrarnos con muros anchos así como tejados y fachadas con colores claros y el uso de toldos y voladizos a fin de tamizar la radiación solar. La orientación es también fundamental. Pese a las diferntes climatologías que se dan en la península la orientación idónea es sureste. Con una orientación de ventanas hacia el sur en nuestro Hemisferio o al norte si estamos en el Hemisferio Sur, se capta más radiación solar durante el invierno y por contra menos en los meses estivales si bien en las zona más cálidas, con temperturas superiores a los 25 º C, quizás sea más conveniente que el acristalamiento se coloque de espaldas al Ecuador. De este modo se cons¡gue que durante el verano la fachada acristalada sea irradiada por el sol durante los primeros instantes del alba y el los últimos momentos cuando cae el sol, mientras que en invierno el sol nunca bañará esta fachada de tal modo que reduce considerablemente el flujo calorífico. En cualquier caso la fachada orientada hacia el sur debe estar en la medida de lo posible libre de edificios altos y de cualquier otro elemento que impida la radiación en el perímetro de la vivienda. La vegetación del entono y la incorporación de zonas verdes e incluso cubiertas vegetales nos permite disponer de zonas menos calurosas con temperaturas menos altas. La ventilación cruzada es también determinante. La diferencia de presión se genera entre dos estancias con orientaciones opuestas proporciona una corriente de aire que facilita la ventilación, lo que es de suma utilidad en los climas cálidos y húmedos a fin de lograr un correcto confort higrotérmico. Todos estos aspectos hemos considerado no tienen porqué condicionar ni mucho menos el aspecto de la construcción de la vivienda que es del todo variable y flexible y totalmente acorde con el diseño de una buena arquitectura. Equipo Pepe Cabrera.

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